Puntuación del crítico: 8 | 5 disco de estos enfermos llamados Faith no MOre. Nadie ha sabido reirse de uno mismo y del mundo en general como ellos, a la vez que revolucionar la escena musical de finales de los 80, principio de la siguiente decada junto a compañeros generacionales como Jane´s Addiction, Red Hot Chili Peppers o Primus. Además, nadie, de esa época le dió un uso tan inteligente e importante a la figura del teclista. Es 1995, acaban de terminar la gira del anterior "Angel Dust", y por fin han expulsado a Jim Martin, guitarrista, al que nunca aguantaron. Para la grabación de este disco introducen a Trey Spruance, de la paralela banda del vocalista Mike Patton, Mr. Bungle. Sin tener que demostrar nada a nivel de fama y ventas, solo que hay vida detras del barbudo guitarrista, facturan un trabajo eminentemente duro y ecléctico, en el que alcanzo a distinguir dos claras vertientes: Hay un grupo principal de canciones en el que los teclados brillan por su ausencia (o tienen una aparición meramente secundaria), y se ven sustituidos por una dosis extra de guitarras, siendo canciones de una potencia y violencia considerable, como es el caso de la inicial Get Out, la fabulosa Ricochet (ese estribillo..), esa brutalidad que es The Gentle Art of Making Enemies, la locura escatologica de "Cuckoo for Caca", Ugly in the Morning y su desquiciante tono vocal (recuerdo todavia lo que odiaba mi novia de entonces la cancioncita...), y "What a Day", del estilo de otras citadas. Por otro lado, nos encontramos con otro grupo de canciones, en los que la velocidad y la distorsion se ven sustituidas por un afan de experimentación y de probar nuevos estilos, que dota al disco de gran variedad. Ejemplos? la chuleria pseudo-soul de "Evidence", el swing pasado de rosca de Star A.D., una aproximación a la bossanova brasileña por medio de Caralho Voador, la balada "Take this Bottle" (que nos recuerda a cuando soprendieron con la balada "Easy, de Lionel Ritchie"), y la final "Just a man", con su tono oriental y un final a base de gospel en el que Patton demuestra su potencia y clase. Mención aparte para Diggin the grave, tema que me encanta, casi el que más del disco, siendo de lo mas simple que grabaron jamas; así como el tema que da titulo a este trabajo, con un crescendo y una armonia vocal cuando menos original, y la épica y algo sabbathica "The Last to know", donde Patton se sale, desde el mismo primer segundo de la canción. En lineas generales, un disco menos accesible a la primera escuha que trabajos anteriores, que no funcionó demasiado bien a niveles de venta, pero que con el tiempo se me antoja imprescindible en su discografia. Ah, y yo si eché de menos algo a Jim Martin, o al menos sus personalisimos punteos..
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